Indignamente, no por méritos, sino por puro don divino, también nosotros hemos sido llamados por el Buen Pastor a guiar el gran rebaño, atraer las ovejas que aún no están, a dar testimonio de su Evangelio y a dar la vida por sus ovejas.
No olvidemos la labor de estos hombres ordenados, que tras la semana de trabajo, cuando llega el fin de semana, dejan todo para colaborar en la diversas pastorales a la que han sido encomendados. No hay un día especial para recordarlos, ni se hace ninguna campaña especial para que surjan nuevas vocaciones, así que sería bueno pedir al Buen Pastor, que envíe más servidores a cuidar su gran rebaño y a dar fortaleza, valentía y entusiasmo a los que ya están.
¡Que así sea!