Otro
obispo, con su diócesis que se suma al gran elenco de las que echan mano de este
ministerio tan nuevo y tan antiguo. Antes de Navidades, en pleno Adviento nos llega
la noticia que el domingo 8 de diciembre, el Obispo de Sigüenza-Guadalajara, D.
Atilano Rodríguez Martínez, firmó el Decreto de
Institución del Diaconado Permanente en la diócesis.

Es
otra diócesis la
de Sigüenza-Guadalara, la que se suma a las directrices dadas
por el Concilio Vaticano II, hace ya más de 50 años, para que según sus
necesidades utilice estos ministros para encomendarles tareas como administrar
algunos sacramentos, predicar la Palabra de Dios, ayuda en la liturgia y hacer
llegar la caridad y el servicio a todos.
El
Concilio dejó escrito que cada obispo según considerara oportuno, podría
instaurarlo en su diócesis según las normas y criterios de la Santa Sede y de su Conferencia
Episcopal. En España somos más de 870 diáconos permanentes, distribuidos en 45
de las 70 diócesis del territorio nacional.
Hay que tener cuidado, porque para acceder a él no vale todo aquel que sienta un cierto aprecio o gusto por la liturgia, ni aquel que no tenga nada que hacer y pretenda hacer carrera en la Iglesia o estimarlo como un premio de su parroquia. El diácono permanente no es un sacristán al que se le quiere premiar su fidelidad y se pretende promocionar. No, no valen todos los que llamen a las puertas de su obispo. Pueden ser hombres solteros o casados. Si son miembros de Institutos religiosos o seculares, deben ser mayores de 25 años y deben vivir el celibato. Si son casados deben ser mayores de 35 años, mínimo con cinco años de menos de matrimonio estable, que hayan dado testimonio

Cada aspirante debe estar dispuesto a vivir de su propio trabajo en la vida civil o religiosa, y estar inserto en la vida común de la gente, siendo un testigo cualificado de la vida cristiana. Deberá aceptar el ministerio encomendado por su obispo y estará en comunión con él y con su presbiterio diocesano y universal, manteniendo una vinculación con el resto del pueblo de Dios.

Por eso desde este humilde portal, pedimos orar sin descanso por todo el clero, empezando por el Papa, obispos, sacerdotes,
y sin olvidar a estos hombres que aunque pasamos desapercibidos, pero sin embargo estamos ahí, aportando nuestro granito de arena y nuestras manos.
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