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lunes, 2 de mayo de 2016

Aumentan los diáconos en toda la Iglesia, somos más de 44 mil.

Según publica el Anuario Pontificio 2016 y Annuarium Statisticum Ecclesiae 2014: Dinámicas de una Iglesia en transformación, se puede asegurar que prosigue la expansión de los diáconos permanentes, llegando a pasar de los 33.000 de 2005 a los 44.566 de 2014. Un aumento del 33,5%. Están presentes sobre todo en América del Norte y en Europa que cuentan con el 97,5% del total, mientras es escasa su presencia (1,7%) en Africa y Asia.

Efectivamente, el Anuario Pontificio 2016 y el Annuarium Statisticum Ecclesiae 2014, redactados por la Oficina Central de Estadísticas de la Iglesia, y editados por la Tipografía Vaticana salen estos días en las librerías. 
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De la lectura de los datos se pueden recoger algunas novedades relativas a la vida de la Iglesia Católica en el mundo desde febrero del año 2015 hasta el 31 de diciembre del mismo año 2015.

Durante este período se elevó 1 eparquía a metrópolis, se erigieron tres nuevas sedes episcopales, 3 eparquías, 2 exarcados apostólicos y 1 exarcado apostólico fue elevado a eparquía.
Las estadísticas referidas al año 2014 muestran las dinámicas de la Iglesia Católica en las 2.998 circunscripciones eclesiásticas del planeta.Por lo que respecta al número de católicos en los último nueve años en 2014 eran 1.272 millones frente a los 1.115 millones de 2005. Un 17,8% respecto al 17,3% de la población mundial.

Los católicos han aumentado en África (41%) que ha acusado, entre 2005 y 2014, un aumento de su población de 23,8%. En el continente asiático también se ha registrado un aumento de católicos superior al de la población (20% frente al 9,6%) y lo mismo ha sucedido en América (11,7% frente al 9,6%). En Europa el aumento de los católicos ha sido del 2% ligeramente superior al crecimiento de la población. En Oceanía los católicos crecen menos que la población (15,9% frente al 18,2%). En 2014 el total de católicos bautizados estaba distribuido, por continente, de este modo: Africa (17,0%); América que roza el 48% sigue siendo el continente con el mayor número de católicos; Asia (10,9%); Europa (22,6 %) y Oceanía (0,8%).
2wDe 2005 a 2014 los obispos pasaron de 4.841 a 5.237 con un aumento relativo del 8,2% El incremento se ha registrado sobre todo en Asia (+14,3%) y en África (+12,9%) mientras en América (+ 6,9%), Europa (+5,4%) y Oceanía (+4,0%) están ligeramente por debajo de la media mundial.

Por cuanto respecta al número de sacerdotes, diocesanos y religiosos, de 2005 a 2014 han aumentado de 9.381 pasando de 406.411 a 415.792. Sin embargo, ese aumento no es homogéneo. En África y Asia el incremento es respectivamente del +32,6% y del +27.1%, mientras en Europa disminuyen del 8% y en Oceanía del 1.7%.

Prosigue la expansión de los diáconos permanentes que han pasado de los 33.000 de 2005 a los 44.566 de 2014. Un aumento del 33,5%. Están presentes sobre todo en América del Norte y en Europa que cuentan con el 97,5% del total, mientras es escasa su presencia (1,7%) en Africa y Asia.
Los religiosos profesos no sacerdotes disminuyen ligeramente. En 2005 eran 54.708, mientras en 2014 la cifra era de 54.559. Disminuyen en América (-5%), en Europa (-14,2 %) y Oceanía (-6,8%). Aumentan en África (+10,2%) y en Asia (+30,1%).
12244527_725724147565192_1689694862686897337_oLas religiosas profesas eran, en 2014, 682.729, un 10,2 % menos que en 2005. Las religiosas disminuyen en Europa y América y pasan del 70,8% al 63,5% mientras en Africa y Asia aumentan pasando del 27,8% al 35,3%.

Los candidatos al sacerdocio, diocesanos y religiosos han pasado de los 114.439 de 2005 a los 116.939 de 2014, si bien en 2011 eran 120.616. La disminución de estos últimos tres años ha interesado a todos los continentes con excepción de África, donde los seminaristas han aumentado del 3,8%. Pero considerando todo el arco temporal 2005-2014, se observan diferencias territoriales evidentes. Africa, Asia y Oceanía muestran dinámicas evolutivas vivaces, con un ritmo de crecimiento del 21%, del 14% y del 7,2% respectivamente, mientras Europa registra una contracción del 17,5% y América, sobre todo por la tendencia negativa en la región meridional, manifiesta una disminución del 7,9%.

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viernes, 18 de diciembre de 2015

Cartas de un Párroco a su hermano diácono.

Del Pbro. Aldo Félix Vallone, Mendoza, Argentina
Dice el autor –Licenciado en Teología Espiritual y Director de la Escuela Arquidiocesana de Ministerios San José- que “en estas cartas laten vivencias compartidas, reflexiones personales y diálogos con diáconos, presbíteros y laicos”.


Parte I: 
carta 
La alegría de contar contigo
 
Querido hermano:

Tu llegada a esta comunidad es una bendición. Cristo Cabeza, Maestro, Esposo y Servidor se hace presente entre nosotros.

Con tu presencia resplandece un nuevo icono. El misterio de la gracia se hace ministerio. Dios Amor se manifiesta como diaconía que ilumina, da vida y enaltece la dignidad de los hombres, especialmente los más pobres, débiles y sufrientes.

Somos conscientes. Queremos serlo más... Tras el velo de tu humildad, en ese rostro esculpido por las diversas circunstancias de la vida, en la profundidad de tus palabras sencillas y de tus manos marcadas por el trabajo cotidiano, se manifiesta un don inapreciable: Eres sacramento: signo eficaz, instrumento y transparencia de Jesucristo resucitado diaconando en su Iglesia.

¡Gracias por tu sí! ¡Gracias por tu disponibilidad! ¡Gracias por venir lleno del Espíritu del Señor para saciar la sed de la Palabra, para renovarnos y hacernos crecer en la comunión, y para animar nuestra diaconía! ¡Gracias!...
Nos une la configuración en el mismo ministerio diaconal de Jesucristo y, aunque participemos en grado diverso del Sacramento del Orden, por ese mismo sacramento somos hermanos y, ambos cooperadores del ministerio episcopal.

Has sido asignado como colaborador en esta parroquia para servir en comunión con tu párroco, animando la diaconía de los fieles. Los dos juntos –cada uno desde su lugar- en comunión con el Obispo hacemos presente el ministerio apostólico.

Quiera el Señor regalarnos la gracia de entregar nuestra vida en la edificación de esta comunidad para gloria del Padre de todo bien.
Te recibo como hermano, no como sirviente  ni clero de segunda. Tu diaconado es aliciente de mi ministerio. Espero que mi sacerdocio ministerial enriquezca tu diaconado.

Tu hermano párroco

Parte II: 
D. Antonio Cabrera con su diácono

Querido hermano:


Lo había solicitado... Muchas y urgentes necesidades pastorales reclamaban la presencia de otro ministro ordenado.


Estuve a punto de caer en la tentación: “¿para qué quiero yo un diácono?, lo que necesito es otro sacerdote”. La duda me embargaba: “¿Qué podría hacer con la ayuda de un diácono?...” ¡Perdón por mi estrechez de miras!

La Iglesia –y la parroquia en ella- no es una empresa de servicios religiosos. Es misterio de comunión en tensión misionera. Todo cuanto el Señor Jesucristo nos manifestó en la unidad de su persona, lo hace presente en la diversidad de sus miembros. Esto conforme el Espíritu da a cada uno cuanto quiere para el bien común de todos.


Hoy sé muy bien: Tú no sólo sirves a Cristo en el hermano pobre, hambriento, enfermo o preso. Tú eres presencia sacramental de Cristo buen Samaritano. Cuando sirves un vaso de agua fresca sirves a Cristo sediento y eres Cristo dando de beber a esta samaritana, nuestra parroquia, en sus miembros más débiles.


Si digo: “lo que puede hacer un diácono, también lo puede hacer un presbítero”; pienso inmediatamente: “y lo que puede hacer un presbítero lo puede hacer un Obispo”. ¡Entonces! ¿Para qué los presbíteros y los diáconos? Pero no es esa la lógica... La voluntad del Señor es que juntos seamos los dos brazos del Obispo.


Cuando me digo: “lo que puede hacer un diácono podría ser encomendado a un fiel laico”; pienso inmediatamente: el fiel laico con su tarea puede hacer presente la diaconía común de la Iglesia, pero jamás será presencia sacramental de Jesucristo diácono. ¡Entonces! ¿Por qué privar a mi comunidad de esta riqueza que expresa una novedad de gracia en el ser del hacer?


¡Tú no eres un “maxi-laico”, ni un “mini-cura”!... ¡Gracias por venir y mostrarnos a Cristo Servidor!


Tu hermano párroco

 Parte III:

Cuando nos sentamos a dialogar
Querido hermano:


Ya tenía el listado de las tareas pastorales para el diácono. En verdad, eran muchas... Demasiadas, quizás...

Había resuelto: Conservo para mí la dirección general de todo, las celebraciones de la Eucaristía, de la Reconciliación y de la Unción de los Enfermos. Me quedo con la presidencia de los consejos parroquiales; hago un poco de despacho y, si puede, le delego todo lo demás...

Esa noche me hiciste saber la responsabilidad sobre tu familia, sobre tu trabajo civil durante la semana y la necesidad de contar con un momento de descanso. “¡Vaya entrega a la Parroquia!”, dije para mis adentros, “este es un ministro de tiempo parcial”.

¡No!, no es así. Tu ministerio como el mío es de tiempo completo y tiene varios ámbitos. Ejerces el ministerio diaconal porque eres ministro.

Lo eres cuando estás en la iglesia doméstica siendo, junto a tu esposa, ministro del amor y la fecundidad, de la educación y la evangelización, del crecimiento y la santidad conyugal; cuando para ella y tus hijos no sólo eres signo e instrumento del Autor de toda paternidad y sacramento de Cristo Esposo, sino, también, de este mismo Cristo que es Diácono.

Lo eres cuando, desde tu secularidad propia, estás llamado a construir el Reino en las tareas cotidianas, siendo un clérigo muy particular: testigo y animador de la diaconía de Cristo que estimula y anima la diaconía común de los fieles en medio del mundo. Tu caridad diaconal llega hasta las fibras más íntimas del mundo.

Y lo eres cuando estás en la comunidad parroquial ejerciendo, en comunión, la triple diaconía de la Palabra, la liturgia y la caridad.

¡Gracias! Por hacerme comprender que cuando no estás aquí es porque Jesucristo Diácono se está haciendo presente, por tu ministerio, en algún lugar de este mundo que tanto ama Dios y no deja de darle a su Hijo.

Tu hermano párroco

Carta del presbítero Aldo Félix Vallone, de Mendoza, Argentina.
–Licenciado en Teología Espiritual y Director de la Escuela Arquidiocesana de Ministerios San José

 Dice el autor: “agradezco a Mons. Cándido Rubiolo, el obispo que me ordenó diácono y presbítero; quien, en vida, desde mi último año del Seminario me impulsó, me animó y acompañó en el estudio del diaconado y los ministerios confiados a los fieles laicos. A Mons. José María Arancibia por haberme confiado durante cinco años la dirección de la Escuela Arquidiocesana de Ministerios y el acompañamiento de los diáconos permanentes; y por  permitirme realizar este magnifico camino de ser párroco con la colaboración de  diáconos, acólitos y  lectores instituidos”. Para eso estamos